Ullate argumenta que al ser niños con problemas, como la falta de los padres, la exclusión social, etc... son niños que carecen de atención y con los que se pueden tener problemas pero el zaragozano tiene la fuerza y el valor suficiente como para seguir adelante con su proyecto. Comenta que mucho niños se han dado de baja porque al estar viviendo en centros de inserción social reciben burlas de sus demás compañeros y deciden dejar el baile pero en cambio, menciona un caso de un niño de 15 años que convierte la ayuda de Victor es un sueño y una meta, como dice el joven que soñaba con subirse a un escenario, si Dios quiere.
La sede es un simple edificio que, por dentro, es todo un sueño para Víctor, con suaves colores rosados y naranja, 5 salas de baile, jacuzzi, puertas de fina madera para los despachos, etc.. una gozada que Víctor Ullate considera su casa. Algo que apena al zaragozano es la desilusión que se pueden llevar los profesores de baile a la hora de oír las gracias o alguna palabra de afecto que salga de la boca de sus alumnos, ya que mucho son egoístas y buscan un fin muy individual sin importarles quien te ha ayudado a conseguirlo.
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